¿Cómo saber si mi gato tiene fiebre?
¿Te preguntas cómo saber si tu gato tiene fiebre? Aprende a reconocer los síntomas, las causas y los remedios rápidos para ayudar a tu peludo amigo a sentirse mejor.
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¿Te preguntas cómo saber si tu gato tiene fiebre? Aprende a reconocer los síntomas, las causas y los remedios rápidos para ayudar a tu peludo amigo a sentirse mejor.
En WHISKAS® sabemos que la conexión que cada uno comparte con sus gatitos es algo verdaderamente especial. Son más que mascotas; son miembros de la familia, compañeros de aventuras y, a veces, pequeños misterios andantes. “¿Cómo saber si mi gato tiene fiebre?” es una de las preguntas más frecuentes en torno a su salud. Acompáñennos en este recorrido para identificarlo y para saber cómo actuar para que recuperen su vitalidad.
Por eso, entender sus necesidades y señales es fundamental para asegurarles una vida plena y feliz.
Como expertos en nutrición felina, nuestra misión es acompañar a los papás gatunos en cada paso del camino, ofreciéndoles información confiable y fresca que les permita cuidar de la salud de sus amigos peludos con la misma dedicación que ellos les brindan.
Por eso en el Blog de WHISKAS® abordaremos un tema que a menudo genera preocupación: la fiebre en los gatos. Nuestros felinos son maestros en el arte de ocultar sus malestares, una habilidad heredada de sus ancestros salvajes para no mostrar debilidad.
Esto significa que, al ser sus cuidadores, sus humanos deben ser muy observadores y estar atentos a las señales más sutiles.
Pero no se preocupen, no necesitan ser científicos para descifrar estos mensajes; solo necesitan un poco de guía y la confianza de saber que están haciendo lo mejor por sus compañeros peludos.
Los gatos son criaturas de hábitos, y cualquier cambio en su rutina o comportamiento puede ser una pista importante sobre su salud.
Cuando la fiebre se presenta, sus síntomas suelen manifestarse de formas que, aunque sutiles, son detectables para un humano atento.
Uno de los síntomas más comunes es la letargia o una disminución notable en su nivel de actividad. Si notas que el consentido de la casa está más apático de lo normal, duerme más de lo habitual o ha perdido el interés en sus juegos favoritos, esto podría ser una señal de que su cuerpo está luchando contra algo.
Asimismo, un cambio en el apetito es un indicador clave. Los felinos con fiebre a menudo rechazan su alimento, incluso sus croquetas para gato favoritas o esos deliciosos sobres WHISKAS® que tanto les encantan.
La deshidratación también puede ser un problema, ya que la fiebre aumenta la pérdida de líquidos, y si tu peludito no está bebiendo suficiente agua, esto agrava la situación. Presta atención a si está bebiendo menos o si sus encías se ven secas.
Otro síntoma a considerar es una disminución en el acicalamiento; los gatos son animales pulcros por naturaleza, y un pelaje descuidado o sin brillo puede indicar que no se siente bien.
También, aunque no es un método infalible, algunos papás gatunos han reportado sentir las orejas o la nariz de sus gatos más calientes de lo normal, lo cual, combinado con otros síntomas, puede ser una pista.
Es muy importante enfatizar que todo lo mencionado son consejos o síntomas comunes, nunca un diagnóstico definitivo pues este siempre debe venir de un veterinario experto. Esto solo debe tomarse como una guía para saber cuándo actuar con rapidez.
Para confirmar si tu gatito tiene fiebre, es esencial medir su temperatura corporal de manera precisa. La temperatura normal de un gato oscila entre los 37.8°C y los 39.2°C. Cualquier lectura por encima de este rango se considera fiebre y requiere atención.
Si bañarlo ya parecía una misión imposible, sabemos que la idea de tomarle la temperatura a tu gato puede parecer una locura, pero con paciencia y las herramientas adecuadas, es algo que se puede lograr en casa, siempre con la mayor delicadeza posible para no estresar a tu compañero peludo.
Para esta tarea, se necesita un termómetro rectal digital específico para mascotas (nunca uno de mercurio) y un lubricante a base de agua, como vaselina. Es recomendable que dos personas realicen esta tarea: una para sostener y tranquilizar al gato, y otra para tomar la temperatura.
Con suavidad, se debe insertar la punta lubricada del termómetro aproximadamente 1 a 2 centímetros en el recto del gato, manteniéndolo en su lugar hasta que el termómetro emita la señal de lectura.
Es vital hablarles con calma, acariciarlos y recompensarlos después con más caricias o un pequeño premio. Si tu gatito se muestra muy reacio o agresivo, es mejor no forzarlo y buscar la ayuda de un veterinario. Nuevamente, recuerda que siempre es mejor acudir con un experto; sin embargo, esta información es útil tenerla a la mano durante una emergencia.
La fiebre en los gatos no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de que su cuerpo está combatiendo alguna amenaza. Comprender las posibles causas detrás de este aumento de temperatura puede ayudarnos a entender la gravedad de la situación y proporcionarle información valiosa al veterinario.
Las causas más frecuentes de fiebre en los gatitos suelen ser las infecciones. Estas pueden ser bacterianas, virales o fúngicas, afectando diversas partes del cuerpo, desde el tracto respiratorio superior (como el resfriado felino) hasta el tracto urinario, pasando por infecciones dentales o abscesos causados por heridas.
La inflamación también puede desencadenar fiebre en tu felino; por ejemplo, una pancreatitis o una enfermedad inflamatoria intestinal pueden elevar la temperatura corporal.
En algunos casos, la ingestión de sustancias tóxicas, como ciertas plantas, medicamentos humanos o productos de limpieza, puede provocar una reacción febril. Además, otras enfermedades más graves, como algunos tipos de cáncer o trastornos autoinmunes, pueden manifestarse con episodios de fiebre recurrente.
Es importante recordar que una nutrición adecuada, rica en proteínas de calidad y con el balance correcto de vitaminas y minerales, juega un papel crucial en el fortalecimiento del sistema inmunológico de tu felino, ayudándolo a ser más resistente a estas causas o a recuperarse más rápidamente.
Si detectas que tu gato tiene fiebre, es natural que quieras ayudarlo de inmediato. Y aunque sí hay algunas medidas de apoyo que puedes tomar en casa, es fundamental entender que la fiebre es un síntoma que requiere la evaluación de un profesional.
Los remedios caseros nunca deben reemplazar la consulta veterinaria, sino una atención complementaria mientras se espera el diagnóstico y tratamiento adecuados. La salud de tu gatito depende de una intervención oportuna y correcta.
Uno de los remedios caseros más importantes es asegurar que tu gatito enfermo se mantenga hidratado. La fiebre puede llevar a la deshidratación, por lo que ofrecerle agua fresca y limpia constantemente es vital.
Los sobres para gato también son una excelente opción en estos momentos, ya que su alto contenido de humedad puede aportar hasta un tercio de la hidratación diaria que necesitan, además de ser muy antojables para felinos con poco apetito.
También es crucial darle a tu peludito un ambiente tranquilo y cómodo para descansar, lejos de ruidos y corrientes de aire. Puedes llevarlo a su lugar favorito para que se sienta seguro y cálido.
Lo que nunca debes hacer es administrarle medicamentos para humanos, como paracetamol o ibuprofeno, ya que son extremadamente tóxicos para los gatos y pueden ser fatales.
La medicación debe ser siempre recetada por un veterinario. Y es imprescindible contar con atención veterinaria inmediata si la fiebre persiste por más de 24 horas, si la temperatura es muy alta (por encima de 40°C), si tu gatito muestra síntomas graves como dificultad para respirar, vómitos persistentes, diarrea, convulsiones o letargia extrema.
En WHISKAS®, sabemos que el amor por tu gathijo es inmenso, y que su salud es una prioridad. Estar atentos a los síntomas de fiebre, conocer su temperatura normal y saber cuándo buscar ayuda profesional son pasos esenciales para ser los mejores cuidadores; claro, siempre en combinación con una nutrición óptima.